**SIGLO
XIX - Ña’
Pilar Fresneda
Rama: PERFECTA JUSTIZ o ALOCHORME
La Diabla.
Vivió 80
y pico de años. Nace en Ciudad de la Habana, El Cotorro – Fallece en Centro
Habana, 1959.
Orisha:
Babalú Ayé (Afimayé)
Nombre
de osha: Asosiperako Nanubepese.
Madrina:
Perfecta Justi (Omó Babalú Ayé) /Ma
Filomena (Alochorme, Omó Babalú Ayé) o Romualda (Donepó, hija de Afrá)
Asiento:
Se asienta en Matanzas.
El culto a Babalú Ayé se
robustece en La Habana a partir de los aportes de Ña Pilar Fresneda,
descendiente de los ararás de Matanzas. En la Habana no se asentaba
directamente, si no que a sus hijos le hacían Yemayá y luego se
le entregaba al Iyawó Babalú Ayé, una fórmula muy parecida a la de Changó
con oro para Agayú.
Todavía
se recuerda a Margot
Ponce Urgate, la que en 1905 hace Yemayá y fue Babalú Ayé quién se presentó en
el asiento para exigir una cabeza que era suya. Hubo que salir a buscar
a la única persona capaz de resolver el conflicto: Ña Pilar Fresneda, la que se
ocupó debidamente y puso al Orisha de las enfermedades donde tocaba. A partir
de aquel hecho ella fue la madrina y a su ahijada la conoceríamos por Margot
San Lázaro.
Babalú
Ayé es uno de los orishas que avalado por el sincretismo con San Lázaro, goza
de una devoción particularísima en el pueblo cubano. Es el protagonista de una
de las procesiones más auténticas y patéticas de las que se dan en Cuba.
En la
mitología, los yorubas lo expulsaron de su territorio y prohibieron interpretar
el oddun métanla, donde él habla. Elegguá, Oshún y Changó lo ayudaron,
pero por consejo de este último llegó donde los arará, allí encontró
comprensión y estos lo proclamaron su indiscutible rey.
En
Cuba, entre los practicantes de la Osha y los arará, siempre este
Orisha suscita polémica. Los primeros al no poseer todas las herramientas de un
Orisha cuyo culto se abandonó en África, encontraron en Cuba la fórmula, ya
antes explicada, para asentarlo a través de Obbatalá, Yemayá y Oshún.
Pero
sin discusión, son los arará, que lo asientan directamente, los que atesoran
una mayor cantidad de ritos, ceremonias y cantos de este Orisha. Es así que
muchos Oloshas lo tienen en la versión arará y en la versión lucumí.
Estos últimos lo han comenzado a asentar directamente, lo que se ha convertido
en fuente de mayor polémica, toda vez que son los arará los que se reconocen
con derecho a consagrarlo de esa forma.
De
procedencia arará, a Ña Pilar la asientan en Matanzas, aunque recientes
investigaciones de la doctora Luisa Martínez O’ Farril dan fe que nació en lo
que hoy se conoce como El Cotorro, en Ciudad de La Habana. En aquella provincia
tuvo un cabildo Arará en Matanzas y allí aprendió de notables africanas Ña
Filomena Alochorwé y Romualda Donepó, que eran hijas de Afrá,
(Elegguá para los Lucumí), también de su madre Ña Francisca Eleguasi
Pesejigue.
Cuando
asentaba a Babalú Ayé no hacía itá, si no que ese día bajaba el Orisha
por alguno de sus caballos y estos hacían los vaticinios. En las
ceremonias del igbodú el oriaté lucumí participaba hasta un
punto, luego salía y Ña Pilar y sus ahijados continuaban con las celosamente
preservadas ceremonias, hasta hoy.
Años
después, y aquí reaparece otra adaptación a partir de obbara, fue la
propia Pilar quién introdujo la presencia de los awoses en el itá, cuando sus
hijos Bartolo primero, Víctor después, se hacen babalawos. Esta modificación quedó
establecida hasta hoy.
Los
habaneros consagrados en la Regla Arará debían presentarse ante los
tambores homónimos que están en Matanzas. Esto se volvió muy complicado por la
distancia y Pilar mandó a construir un juego de tambores los que juramentó en
Matanzas y luego los trajo para La Habana.
He
visto ese juego de tambores en Pogolotti, en casa de Ofelia Bonilla, oló
Oshún, nieta religiosa de Pilar. Ella los custodia con profundo amor y
respeto. Los otros dos únicos juegos están; uno en la ciudad de Matanzas y el
otro en Perico, que fueron de la africana Florentina Zulueta.
En la
rama de Pilar hay que hacer ebbó del año, algo ya en desuso, de lo
contrario no se puede consagrar a nadie.
Fue muy
coherente en la realización del culto a su adorado Orisha. Con sus ahijados
recorría hospitales para socorrer a los que necesitaban ayuda.
Si hubo
iyalosha en La Habana que fue una autoridad en el conocimiento de este
Orisha, esa fue Ña Pilar Fresneda.
Meritos:
Extendió en la Habana el culto Arará, actualmente concentrado en el barrio de
Pogolotti. Antes tuvo un cabildo Arará en Matanzas. Cuando asentaba a Babalú
Ayé no hacía itá, si no que ese día bajaba el Orisha por alguno de sus
“caballos” y hacía los vaticinios. En las ceremonias del igbodú el oriaté
Lucumí participaba hasta un punto, luego salía y eran Pilar y sus ahijados
quienes proseguían con las celosamente preservadas ceremonias, hasta hoy. La
propia Pilar fue quién introdujo la presencia de los Awoses en el itá, años
después, cuando su hijo Bartolo (su Babalú Ayé se llamaba Alimbo) se hace Awó
de Orúmila, manteniéndose esa práctica hasta hoy. En la rama que estableció se
hace ebbó del año, de lo contrario no puede consagrarse a nadie.
Los
habaneros consagrados en la Regla Arará debían presentarse ante los tambores
homónimos que están en Matanzas. Pero esto se volvió muy complicado por la
distancia, entonces Pilar mandó a hacer un juego de tambores los que juramentó
en Matanzas y trajo para La Habana. He visto este juego que en la actualidad
los custodia Ofelia Bonilla (Oló Oshún), de la rama de Pilar, en su casa de
Pogolotti. Los otros dos únicos juegos están; uno en la ciudad de Matanzas y el
otro en Perico que eran de Florentina Zulueta.
Pilar
nació en Santa Amelia, en el ingenio “Merceditas”, hoy pertenece al municipio
Cotorro. Fresneda era el apellido del dueño del central.
Su
madre, Ña Francisca Eleguasi Pesejigue de procedencia arará junto a
otras connotadas africanas como Ña Filomena Alochorwé y Romualda Donepó,
eran hijas de Afrá, Elegguá para los Lucumí.
Ña
Pilar y sus ahijados hacían misiones en hospitales ayudando a personas
necesitadas. Vivió en Benjumeda 117, allí tenía fotos (hoy desaparecidas) de
muchas lucumises. Tuvo otro hijo que se llamó Víctor, Awó igualmente.
ITUTO:
Sus restos reposan en el cementerio de Colón.
**Fuente: Libro Los Alagbas