Octavio Lorenzo Sama - Obadimeji

 


Primer hombre nacido en Cuba que ejerció funciones como Oriaté, luego de ser instruido por Timotea Albear, “Latuan”. 

Octavio Samá fue coronado en santo dos veces. La primera vez se le coronó oshún en Sabanilla, su ciudad natal, por Ña Margarita - Tiyoco; luego cuando llegó a la Habana, alrededor del año 1800, Latuan y Efushe le coronaron Aggayu, porque no creían que tenia el santo echo, posteriormente en el itá se dieron cuenta de que en efecto había sido coronado con anterioridad, así que le pusieron por nombre Obba Di Meyi, que significa Rey dos veces.

Anterior a él, las mujeres iyalorisas eran las que consagraban y mantenía la posición de ser los obas de las ceremonias de asentamiento de òrìsà como se hace en la actualidad en Nigeria en su mayoría.


***1883Lorenzo Samá61 años de Osha

Rama: TIYOCÓ

El Rey Africano

95 años aprox. Santiago de Cuba, Loma del Gato, 1848 ó 50 – Ciudad de la Habana, 18 de octubre de 1944.

ORISHA: Oshún la primera vez, después Changó

NOMBRE EN OSHA: Obbadimeyi

MADRINA: Ña’ Margarita (Tiyocó), quién lo crió y en Matanzas le hace Osha en el Cabildo de Ma’ Montserrate y Filomena. Otros dicen que fue una lucumí llamada Ña’ Juá. Un tercer grupo defiende con fuerza que quién lo consagró fue su tía Ma’ Marcelina Samá.

PADRINO DE ODÓN: Ma’ Montserrate González

ASIENTO: 1883 ó 1884, a los 32 años

MÉRITOS: Por haber vivido nueve años más que Timotea Albear es más cercana su memoria dentro de la Comunidad de la Regla de Osha. Fue el primer cubano maestro de la Osha que enseñó a los grandes Oriateses que vinieron después. Por él es que se conoce y se hace el Oro de Aggayú, además de haber sido quién trae las herramientas del temido Orisha a La Habana. Por él se expandió el aprendizaje de la Osha. Antes, los lucumí mantuvieron en férreo hermetismo el conocimiento de la misma.

OTROS DATOS: Según Mayoddumí, “Hijo de madre esclava. Su padre pertenecía a la liga francesa. Nació en Santiago de Cuba, la Loma del Gato y luego pasó a vivir a Matanzas, en Sabanilla del Comendador. Allí terminó de criarse entre negros lucumises, llegando a dominar y a hablar perfectamente en nagó (lucumí). Como era costumbre ponerse nombres en lucumí, le llamaron Bangoché Awapitikó. En 1885, ya con Osha, viene a La Habana, instalándose en Regla. Fue el Awó Tata Gaytán * quién le cuestionó su asiento y para demostrar que él tenía hecho Osha, debió traer dos veces a La Habana a su madrina ña’ Margarita (Tiyocó). Los lucumises habaneros le confirmaron su Osha aquí y lo coronaron con el nombre de Obbadimeyi (Rey doble). Ya reconocido en La Habana, junto a Timotea Albear, oficiaron juntos, por sus conocimientos, casi todas las consagraciones, llegando a ser ambos los Oriateses de gran parte de los Oloshas que se consagraron en las tres primeras décadas del siglo XX.”

En el MANUAL DE ORIATÉ, pag. 5, Angarica escribió: “Me interesa hacer constar, que antes en La Habana había Aggallú, pero aquí no se le hacía oro ni tampoco tenía piezas, nada más que otá. El oro y las piezas, de Aggallú, las trajo a La Habana Obbadimelly porque aquí nada más se le hacía oro a Changó.”

El oriaté Changó Walú, biznieto de Osha, me dio una versión que complica más la leyenda sobre Obbadimeyi. “En Matanzas (la capital), la lucumí Ma’ Montserrate no reconoció la Osha que hizo Ña’ Margarita a Obbadimeyi, iniciándolo otra vez, para luego darse cuenta que ya estaba asentado, de ahí lo de Obbadimeyi que significa Rey dos veces... Luego él le hace Osha a Magdalena Crespo de 14 años y fue ella quién lo trae a La Habana, este se pone a trabajar de cocinero. Luego Obbadimeyi le hace Osha al hermano de Magdalena, José Asunción Villalonga, quién fue el segundo Awó de Orúmila consagrado en Cuba.”

Contrario a lo que se cree que era Oní Changó, Eugenia Angarica, nieta en Osha, me dio una versión al respecto, “Después de haber sido el Oriaté de los Aggayú directos que consagró su ahijado, mi hermano Nicolás Angarica, murió, siendo achacada su muerte por esta causa, (lo que se creía, y se cree, que es un error consagrar Aggayú directamente). Estuvo dos veces en África. Tenía hecho Oshún, en itá vino con oddunes de Aggayú, entonces le viraron el oro y por eso le llamó “Obbá Di Meyi..”

Otro punto de vista sigue manteniendo en la bruma el caso Obbadimeyi. Una mañana en su casa del Diezmero me contó el oriaté Omí Laí que “en la Habana le hacen Oshún. Regresa a Mocha, un punto de Sabanilla y allí ni le reconocieron el asiento hecho en La Habana y es cuando le hacen Changó. Por eso Obbadimeyi, rey dos veces” 

En YEMAYÁ Y OSHÚN, pag 113. “Comentando un asunto tan delicado y trascendental para los neófitos, se sacaba a colación como ejemplo de honesta intransigencia digna de ser imitada, la conducta de Obadimeyi.-Rey dos veces-; fue uno de los Olorishas más notables y respetados que hubo en Cuba... Se decía de Obadimeyi que era tanto su prestigio que “adonde quiera que se presentaba, hasta los blancos de cuello y corbata le besaban la mano.” Obadimeyi discutía, aclaraba, rechazaba el error en que incurrían los Santeros reunidos en itá. “los obligaba a ir al fondo de las cosas”, a dilucidar cualquier ambigüedad que se presentase.” ... “dictó leyes en la santería con la lucumí Timotea Albear “Latuá”... Si la santería habanera hubiese tenido historiadores, el nombre de Timotea Albear “Latuá” y del tantas veces citado Obadimeyi aparecerían escritos con mayúsculas en los anales de fines de siglo (XIX) y comienzos del presente (XX).” 

Sigo con la pag 241, “Obadimeyi era criollo, pero criado por los lucumí ** hablaba el español como ellos, en todo parecía lucumí, y muchos lo tenían por lucumí.” Más adelante en la pag 242... “Obadimeyi y Timotea Albear “Latuá”, durante años inseparables, fueron los Oriaté de rigor en todos los asientos de la Habana.”

Según la iyalosha Omi Laí. “Cuando vivía en la calle Chávez, donde luego murió, tenía sus Orishas en jícaras y en el piso. Nada de fuentes de porcelana.” 

Era analfabeto. Fue cortador de caña. Cuando se “montaba” con Changó, tronaba y los santeros se ponían hojas de jobo en la cabeza. No se ha encontrado foto.

ITUTO: Oriaté Tomás Romero. Todos los santos se fueron. Falleció en su modesto cuarto de la calle Chávez No 77, entre Reina y Salud. Alguna vez pronosticó que moriría cuando ocurriera algún fenómeno de la naturaleza y que nadie se enteraría. Y efectivamente ocurrió bajo los fieros vientos del ciclón de 1944. La causa fundamental de su muerte fue una complicación renal. Igualmente Tomasito le hizo las honras. Los restos reposan en el cementerio de Colón.

* El Awó Tata Gaytán vivió en la calle Palo Blanco No 35, Guanabacoa, donde estaban las caretas de Olokun.

** Siriaco Samá, (Omó Babalú Ayé). Lucumí de Bolondrón en el siglo XIX que fue pariente de Obbadimeyi.


Murió en 1944 y no hay otro olosha cubano que nuestra tradición oral conserve en la memoria con tantas contradictorias versiones sobre los inicios de su vida religiosa, como Lorenzo Samá. 

Hijo de madre esclava y su padre pertenecía a la liga francesa. Nació en Santiago de Cuba, Loma del Gato y luego, aún de niño, pasó a vivir a Matanzas, en Sabanilla del Comendador (hoy). Allí terminó de criarse entre lucumís y llegó a dominar y a hablar perfectamente en nagó, tan bien que muchos criollos lo creían africano. Los lucumís lo llamaban Bangoché Awapitikó. No se le entendía muy bien el español. 

En 1885, ya con Osha, viene a La Habana, se instala en Regla. Fue el Awó Tata Gaytán * quién puso en dudas su asiento en una ceremonia de iniciación. Para demostrar que él estaba iniciado, debió traer dos veces a la capital a su madrina Ña Margarita, Tiyocó. Lo que no convenció a nadie, pues los lucumís habaneros lo coronaron y le pusieron el nombre de Obbadimeyi, que quiere decir Rey doble. 

Hay una segunda versión: En la Habana le hacen Oshún. Regresa a Mocha, un punto de Sabanilla del Comendador donde vivía y allí no le reconocieron el asiento hecho en La Habana. Entonces es cuando le hacen Changó. Por eso el nombre de Obbadimeyi.

Esta otra leyenda complica más el misterio Obadimeyi. En la ciudad de Matanzas, la lucumí Obatero no reconoció la Osha que hizo Tiyocó a su ahijado en Sabanilla, por lo que lo inició otra vez, para luego darse cuenta que ya estaba asentado, de ahí su nombre. Con el tiempo Lorenzo Samá asienta a Magdalena Crespo, de 14 años, y fue ella quien, ya instalada en La Habana, lo trae a esta, donde él se va a ganar la vida como cocinero. 

Me inclino por esta cuarta. Lo inician con Oshún en Sabanilla, un sitio donde después de la abolición de la esclavitud, se concentraron muchos africanos lucumís. En itá vino con oddunes de Aggayú, y como este Orisha ya se trajinaba en Matanzas y a diferencia de La Habana lo dotaron de herramientas, entonces le viraron el oro, algo muy a la usanza en aquella época en que, al no estar extendido ni Ifá, ni el diloggún, a muchas personas las asentaron con Orishas incorrectamente definidos, algo de esto veremos en el caso de grande oloshas. 

Como iba a suceder con Ña Mariana, el Iyawó reasentado quedó como alá Aggayú, pero a través de Changó. Lo que hace pensar que en el yoko osha, de alguna manera que ya no sabremos, pudo haber estado alguna representación de aquellas lucumí de San José 80, pues predominó la tendencia habanera, conservada hasta hoy, de no asentarle a Agayú directamente como si lo hacen en Matanzas. 

Luego en itá lo llamaron Obbadimeyi y le pronosticaron que sería Rey en la Osha. Es cierto que, ya instalado en la capital, en una iniciación, chocó con Oloshas y awoses habaneros que dudaron de su asiento, porque se dieron muchos casos de que no pocos preparaban una piedra, según sus vivencias de África, y decían que se habían hecho Osha, sin haber pasado por la consagración que desde La Habana, Efushe y demás lucumís luchaban por darle unidad y coherencia.  

Tuvo que traer a su madrina, para algunos no se llamaba Tiyocó, si no Ña Jua. La que fuera, dio crédito de la consagración de su ahijado y finalmente dejaron en paz a Lorenzo Samá.

Todas estas deliciosas leyendas, las que seguramente el propio Obbadimeyi habrá contribuido a rodar, no son más importantes que la gran obra realizada posteriormente. 

Haberse criado entre lucumís lo dotó de grandes conocimientos. Ya en la capital pudo darse perfecta cuenta de las imperfecciones y la necesidad de nivelar el conocimiento entre las diferentes regiones. Al instalarse en Regla debió haber entrado en contacto con una de las casas de osha e ifá más prestigiosas de La Habana: La casa de Addechina, padre de Pepa Herrera, la famosa Eshu Bi, quién era ahijada de Latuá. 

Para ese entonces, Latuá, no solo era una competente iyalosha, si no que era testigo excepcional de los desvelos de su madrina Efushe por darle una organización lógica y sólida a la práctica de la Osha. 

Hay un dato que revela como Obbadimeyi aumenta su prestigio y es que fue el padrino de osha de José Asunción Villalonga, quién luego se convierte en el segundo Awó de Orúmila consagrado en Cuba. El primero fue Tata Gaytán.

El padre de José Asunción fue Francisco Villalonga, más conocido por Pancho Carravá, otro de los africanos que introduce aquí el culto a ifá. Este awó no iba a poner los destinos de su hijo en manos de un improvisado.

Seguramente que la muerte de las lucumís fundadoras es la que sella la alianza entre Latuá y Obbadimeyi. Cuando moría una cabeza grande, siempre se buscaba al olosha de mayor jerarquía o prestigio para oficiar, primeramente, el ituto. A ambos, desde finales del XIX y principios del siglo XX, les tocó el honor de despedir a todas aquellas grandes lucumís, que ahora podían descansar en paz, pues dejaban en buenas manos su obra.

También a Obbadimeyi se le debe el regreso fortalecido de Agayú a la Habana. Sobre esto Nicolás Valentín Angarica escribió en el MANUAL DE ORIATÉ, pag. 5: “Me interesa hacer constar, que antes en La Habana había Aggallú, pero aquí no se le hacía oro ni tampoco tenía piezas, nada más que otá. El oro y las piezas, de Aggallú, las trajo a La Habana Obbadimelly porque aquí nada más se le hacía oro a Changó.”

Se puede afirmar que, si la Osha en Cuba tuvo una relativa y extendida dirección, fue en las cuatro primeras décadas del siglo XX, cuando ambos oriateses le dieron unificación a múltiples ceremonias, ahora con mucha más visión estratégica que la que le imprimió Efushe. 

Es curioso que el destino, la vida, los Orishas quisieron que esto lo hicieran dos personas; una africana y una criolla. Metafóricamente parece ser, a semejanza de las carreras de relevo, el último cambio de batón entre los fundadores y los criollos, los que desde su idiosincrasia, bien diferente a los africanos, serán los nuevos depositarios de este importante legado.

Bajo los fieros vientos del ciclón de 1944, un 18 de octubre, tal y como pronosticó, se fue de la vida Lorenzo Samá, Obbadimeyi. Antes, el 4 de febrero de 1935, Timotea Albear, Latuá, pasaba a descansar en paz.

Para 1944 ya existía el relevo de oriateses con los anteriormente citados Genaro Gómez, José Roche, Fernando Cantera, Carmen Miró, Abelardo Bequert, Tomás Romero, Liberato Valdés y Maximiliano Ordaz. Pero la vida, la maravillosa vida, se preparó para equilibrar el embate de la muerte y por estos dos grandes, alumbró los caminos y entre el 21 de marzo de 1940 y el 28 de diciembre de 1941, se asientan siete personas que se convertirían en extraordinarios oriateses. 

Ellos fueron; Eladio Gutiérrez, omó Eleguá, en 1940. En 1941, el oló Oshún Augusto Zaldívar, luego en el mismo año le siguieron Nicolás Angarica, oní Changó. Félix González Taboada, oló Oshún. Lamberto Rodríguez Samá; balo Oggún, Lino Apolinar González Rodríguez; oló Obbatalá y Rafael Parragué, oní Changó.

 

 ***Fuente: Libro Los Alagbas

2 comentarios:

  1. HOLA BUENAS TARDES FELICIDADES EXCELENTE PAGINA, PORFA PODRA PUBLICAR SOBRE AURA HERNANDEZ OSHUN KAYORDE GRACIAS

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    1. Gracias por tu comentario!!! Respecto a tu petición, tratare de publicar al respecto.

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