Adela "la china" Alonso, Oduanlá, la penúltima omórisha de Shangó’bí (Arabia Oviedo) una
sacerdotisa muy conocida y querida en matanzas. Luego de la muerte de Arabia
Oviedo - Shangó’bí, Oduanlá practicó muy poco la religión.
En
1931, fue la ojugbona de un asiento (yoko osha) hecho por su hermana Martina
“la china có” Alfonso, Omí Kunlé. Juntas, asentaron a Justina Alfonso, a quien
nombraron Duro-simí. Oduanlá se sentía sola al respecto, a pesar de tener
muchas hermanas de religión.
A
su casa visitaba un Oriate de La Habana, el señor José Urquiola, Eshu’bí, a
quien apodaban como “pata de palo”. Con el tiempo, Eshú’bí se ofreció en
apadrinar y atender a Adela Alonso religiosamente, entregándole otros orishas
que ella no tenía y necesitaba también en apoyarla en todo lo referente al
asiento de su ahijada.
Otros
cuentan que Oduanlá ya estaba en La Habana y que conoció a Eshú’bí al visitar
su casa para consultarse. A través del tiempo, este la fue guiando
religiosamente, hasta que eventualmente la “representó” como padrino. Se dice
que Eshú’bí el a través de su oráculo insiste en que ella abandone el “estilo
de vida” que llevaba en la capital y regresase a Matanzas donde le esperaba un
pueblo religioso.
A
raíz de todo esto, bajo la dirección de Eshú’bí, Oduanlá consagro sus dos
primeros omorishas, Feliciana Drake, Omí Yomí (Oni Yemoja), y Rigoberto
Rodríguez, Oshún Yemí (Olo oshun). Quizás como consecuencia del desconocimiento
de las tradiciones de la rama, tanto por parte de Oduanlá como por la de
Eshú’bí, las consagraciones se efectuaron a la usanza de la tradición habanera
con la cual este tenía mayor familiaridad. Esta iniciación comprometió a
Oduanlá con las costumbres y los olorishas habaneros, lo cual trajo como
consecuencia que su mayor actividad religiosa se desarrollara entre los oloshas
de la capital y no en Matanzas. Aunque no fue su intención crear este cismo
religioso, su proceder luego de la muerte de Shangó’bí conllevó a una serie de
transformaciones que dividieron la rama, creando confusión, polémicas y
discordias.
Existen
varias controversias en cuanto a las versiones que transmiten los repositorios
orales sobre la polémica con Oduanlá y la división de la rama del Curamaguey.
No obstante, su relación con Eshú’bí es innegable. Indudablemente, tanto
Shangó’bí como Oduanlá fueron dos horcones de la rama, como bien sus historias
corroboran. Además, es innegable que una de las iyaloshas del linaje del
Curamaguey que mayor extensión le dio a la rama fue Oduanlá y los omorishas de
esta.
A
través de sus vínculos habaneros, Oduanlá también estableció una estrecha relación
con Lorenzo Sama (Obadi meji), quien la fue introduciendo cada vez más en las
tradiciones habaneras y en consecuencia, aumento el abandono de las costumbres
de su propio linaje y la adopción de tradiciones extranjeras.
En
la nueva rama perduro la presentación del iyawó ante el tambor de fundamento
vestido con el traje de gala y su procesión ante el tambor con el canto mariwó
yé yé yé, lo cual no era de uso común en La Habana.
Sus
hermanas de Osha en Matanzas nunca tuvieron a bien los cambios que ella había
realizado, lo que para ellos era no menos que la traición a las tradiciones del
linaje. Con el tiempo, estas prácticas que reformo o adquirió Oduanlá ganaron
mayor auge a través de ella y sus omorishas, dándole crecimiento a una nueva
rama que emana del tronco fundado por Adékolá y transmitido por
Shangó’bi. Shango’bi fallecio en 1920. Por lo tanto, pasaron por lo menos 17
años entre la muerte de su madrina y la supuesta transformación de Oduanlá. ¿Cuestión
que fuerza a preguntar por qué no consulto con sus hermanas? Este hecho puede
indicar que existía un poco de distanciamiento entre los miembros de la familia
religiosa.
Oduanlá
quizás haya sido una de muchas mujeres que fueron a probar fortuna en la
capital. Es posible que la raza y el estatus económico de Rigoberto haya sido
un factor que influencio a Oduanlá y aquellas que le rodeaban.
Es
un hecho establecido, tanto en Matanzas como en La Habana, que Oduanlá recibió
pinadú con Eshú’bí. Luego de eso, cuentan algunos, ella estableció una regla
requiriendo que sus omórishas atravesaran dicho ritual antes de poder asentar a
otras personas.
Según
esta versión, Oduanlá no solo transformo la rama, sino que también fue la
responsable de la perdida de la ceremonia conocida como ebó de año, donde el
olosha ofrecía animales cuadrúpedos a sus orishas al cabo del primer
aniversario del asiento. Dicha ceremonia la reemplaza el pinadú.
De
acuerdo a las investigaciones Adela Alonso, Oduanlá fue una de las ahijadas más
prolíferas de Shangó’bí. Nacio un 16 de diciembre del 1889, en Sabanilla del
Encomendador, y se trasladó al barrio Simpson de Matanzas a principios del
siglo XX. Su padre era chino, por lo que muchos cariñosamente le llamaban Adela
“la china.” En Simpson conoció a la que eventualmente se convirtio en su
iyalorisha. Oduanlá fue olorisha de Oshanlá, un avatar de Obatalá que los
lucumíes consideran femenino, y su “padre” en Osha era Erinle.
Algunos
dicen que Oduanlá fue la primera persona ordenada Oshanlá en la región, y
posiblemente en la isla. Según la tradición oral, a través de los años, oloshas
de diversas partes de La Habana vinieron a su casa para que ella les consagrara
Oshanlá, ya que nadie tuvo Oshanla antes de la llegada de Oduanlá.
Oduanlá
también introdujo el pinadú a Matanzas. Según los matanceros, antes de su
alianza religiosa con Eshú’bí, esta ceremonia era desconocida en la región.
Como consecuencia, hasta tiempos actuales, muchos matanceros rechazaban recibir
pinadú por no ser un ritual oficialmente reconocido por las ramas matanceras
como algo nativo de allí. A pesar de las polémicas, es indudable que Oduanlá
extendió el linaje de Shangó’bí, quizás más que ninguna de sus hermanas,
asentando a personas muy significantes, quienes a su vez fueron extendiendo las
raíces de la rama, tanto en los alrededores de la provincia matancera, como en
La Habana.
De acuerdo a su tatara nieta Amalia “Ñaña” Cadíz, Shangó Bí, hasta su muerte a los comienzos de la década del 1970, Oduanlá asento a unas 24 personas. Entre algunos de los omórishas de renombre de Oduanlá se encontraba José Ramón Gutiérrez, Ogundá’gbedé, a quien Oduanlá le asentó Obatalá. Ogundá’gbedé se casó con la famosa iyalorisha habanera, Aurora Lamar, (Obá Tolá), alrededor de los fines la década del 1920. Su relacion se hizo más estrecha cuando establecieron un mayor compadrazgo al Aurora asentar a la hija de Oduanlá, Petrona Alonso, Ogún’bí.
Fuente: Curamaguey: Enclave Lucumi en Matanzas by Jorge R. Brito Santana, Miguel W. Ramos.
**Adela Alfonso
Rama: OVIEDO
Adela
la China
Matanzas,
¿ - Matanzas, todavía vivía en 1957.
Orisha:
Obbatalá Oshanla
Nombre
en osha: Oddú Anlá
Padrino:
Arabia Oviedo (Shango Bi – siglo XIX)
Otros datos: Subidora. Tuvo dos hijas; Alicia (Oló Oshún) y Petrona (Oní Yemayá).
Según
la octogenaria Oshún Dina, una nieta de Osha, “La tuvieron que asentar a
escondidas de su familia que era de buena posición económica. Alguien de la
familia le pronosticó, en aquellos tiempos en que la Osha era perseguida por la
policía, que de enterarse denunciarían a todos los que intervenían en las
ceremonias. Esto hizo que no la llevaran al río a hacer la ceremonia y que
acortaran, de 16 a 7, los días reglamentarios. Una vez que Adela se convirtió
en la gran Iyalosha que fue, no restituyó lo que a ella no le hicieron para
evitar males mayores, por lo que en la extensa rama que dejó no se llevan a los
Iyawoses al río y pasan debajo del trono solo 7 días.”
Según
Francisco Zamora Minín, “en los años de la década del treinta es quién lleva de
la Habana, para Matanzas, el Pinaldo.”
Sigue
Oshún Dina, “Obbatalá le recomendó que descansara, que calentara más la casa,
no obedeció y terminó sus días sentada en un sillón de ruedas con una pierna
amputada.”
Según Oloyaddé, “daba Obba con Chiva y esta comía junto a Oyá.”
ITUTO:
Pudo haber sido el Oriaté Venerando Alfonso. Murió en su casa de la calle
Marina, en Matanzas.
**Fuente: Libro Los Alagbas
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