Noraida Hernández - Ofun Dola

 


Esta insigne y reconocida mundialmente iyalosha, se consagra en Nueva York el día 05 de Julio de 1974, siendo su madrina Carmen Carrillo de  Lopez "la beba" - Oshun Toki y su oyugbona Ana Luisa Guillot - Shango Funke, siendo su oriate Gullermo Diago - Oba Bi.

De nacionalidad cubana, pero se erradico aquí en Venezuela, donde dejo un gran linaje religioso.

Fallece en México, el 24 de Agosto del año en curso (2020).

Mis sinceras condolencias a toda su familia de sangre, religiosa y sus seres queridos.

Igba'e laye t'orun Ofun Dola.


Hacemos llegar nuestras condolencias a la familia consanguínea, religiosa y allegados de Noraida Hernández, Ofun Dolá, cariñosamente conocida como La Madrina, una de las pioneras de la Osha en Venezuela, ante la noticia de su fallecimiento acaecido el 24 de Agosto de 2020 en Cancún, México.

De profesión Artista/Cantante, llega a Venezuela procedente de Cuba por su matrimonio por poder con el actor, productor general y gerente de producción e Radio Caracas Televisión y director de Radio Rochela Roberto Hernández, en la década del 60.

Vino con su hijo Benny y a los dos años llega Bebo, con su abuela. Su primero y segundo hijo fueron producto de su matrimonio con Benny Moré, El súper famoso divo Sonero de Cuba.

Ya en Venezuela, a los años crearía junto a sus hijos mayores su propio espectáculo, Noraida y los Moré, con el que se presentarían en muchas salas dentro y fuera del país.

Consagrarse Osha de Manos de su madrina Carmen "Beba" López Oshún Tokí y de su yogbona Ana Luisa Guillot, Shangó Funké en Nueva York,(Manjatan), el 5 de julio de 1974, Su oriaté fue Guillermo Diago.

Aquí en Venezuela, fruto de su matrimonio con Roberto Hernández, nacen sus hijos Roberto, humorista, locutor y actor, Luis Alfredo y Rolando director y productor de cine y también, Oba Eni Oriaté.

Su hogar la Quinta Las Mercedes, en la Urbanización Gran Colombia de Caracas, fue un referente y punto de inicio para muchos religiosos en Venezuela. Muchos de los primeros eventos importantes de la Regla de Osha afrocubana se hicieron ahí y fue lugar de toque de Aña para muchos tamboreros que iniciaban su labor a comienzos de los años noventa.

Ella procuró que sus hijos y niet@s se involucraran en el conocimiento profundo de las ceremonias de la Regla de Osha, siendo ellos destacados "Oba Ení Ori Ate" dentro y fuera del país y ellas excelentes montadoras de su Orisha Alagbatori.

Era muy conocida por la confección de ropa de iyawo y sus canastillas, las cuales, en el caso de las mujeres, se distinguían por el uso de encajes, cintas y blondas. Siempre respetando la tradición afrocubana, pero con un sello de absoluta belleza y feminidad... Consagró más de 300 ahijados y ahijadas de YokoOsha.

Como Artista compartió escena con muchos de los grandes de la música del Caribe. Hizo gala de los géneros cubanos y cantó, rumba, son, guajira y boleros.

Uno de los momentos más importantes de su carrera fue la colaboración y lanzamiento de su disco Noraida: La Bárbara del Ritmo, con el maestro Tito Puente, quien grabó con ella temas como, Un Solo Golpe Na Ma, Venezuela Estoy Aquí, Se Pasó Noraida, Besos Brujos, Tú Tranquilo y Mayuba, ésta arreglada en ritmo carabalí.

Ella fue un pedacito de esa diáspora que lleva Cuba a los confines del mundo.

Enseñó su cultura a través de su día a día, vivió intensamente y dio siempre ejemplo de optimismo y lucha, aun cuando hubo momentos muy difíciles como el fallecimiento de su esposo Roberto Hernández, la muerte de sus hijos mayores Bebo y Benny, la mudanza obligada de su casa por la intolerancia de sus vecinos, al desconocer la religión y culto, pero siempre se sobrepuso a las circunstancias difíciles.

Ahora su espíritu en presencia de Olodumare/Olofin convertirse en guía de todos los Olorishas y Olowos que la conocieron en este plano terrenal.

Olodumare, Obatalá y Òşún la reciban en el Cielo. Paz a sus restos. QEPD

Ìbà'se Noraida Hernández "Ofun Dola"

Texto de autoría de Gladys Quiroga - Omi Toke


Carmen Carrillo de Lopez "La Beba" - Oshun Toki

Juvenal Ortega - Shango Dina

 


Este insigne olorisha fue el padrino de José "Joito" Rosario - Shango Bi

A Juvenal Ortega - Shango Dina, lo consagra Carmen Mole - Oban Yoko junto a Guadalupe Estable, tenia hecho yemaya.


      Carmen Mole                                 Juvenal Ortega 

José "Joito" Rosario - Shango Bi

 


José Ernesto Rosario Miranda "Joito" - Shango Bi

Renombrado olosha, padrino de Yrmino "Chiqui" Valdez - Omi Dina (qepd), de Gilberto Carrasco - Oban Yoko (qepd) y de nuestro celebre oriate Esteban Pérez - Ogun Relekun.

Joito era ahijado de Juvenal Ortega - Shango Dina.

Se dice que era un gran y experimentado espiritista y además un excelente elegun de orisha (caballo de santo). Este gran olorisha fallece en el año 2013




Pascuala Cuesta - Odu Bi

 


SIGLO XIX - Pascuala Cuesta

Rama: ABBITA – DAMIANA ACOSTA

Vivió 98 años aprox. Nace en Hoyo Colorado, Matanzas, 1859 – Fallece en Ciudad de la Habana, Luyanó, diciembre de 1957.

Orisha: Oddúa (Obbatalá ODDUN)

Nombre de osha: Odú Bí

Madrina: Belén Madan Hernández (Oyeyeí – siglo XIX), la representó.

Padrino de odon: Obbadimeyi

OTROS DATOS: Según la iyalosha Talabbí, “Pascuala era hermana de Valentina Cuesta, ahijada de Belén Madan (Oyeyeí),  y tía de sangre de las famosas Úrsula y Caridad Cuesta. Era diestra ensartadora de collares e ildé. No dejó descendientes.” 

La iyalosha Liduvina, nieta de Osha; “Atendió a Wilfredo Lam antes de instalarse este en Europa. Conoció a los lucumí. Celebraba el 1 de enero, día de San Manuel, Oddúa para los Oloshas. Vivió en Marqués de la Torre, Víbora. Era subidora.”

El Oriaté Obbá Irawo; “Era de bahía Honda y se va a vivir a Matanzas, a un lugar conocido por San José de los Ramos. Cuando regresa a Bahía Honda, lo hace con Osha. Esto despertó muchas dudas. Más adelante Belén Madan y Obbadimeyi le entregan Pinaldo, quedando acotejada la duda.”

ITUTO: Muere de un paro cardíaco a consecuencia del asma. Sus restos reposan en el cementerio de Colón.


Fuente: Libro Los Alagbas

Aurora Lamar - Oba Tola

 


1928 - Aurora Lamar Alonso37 años de Osha

Rama: AYIGORÓ – ÓSUN - ÁPOTO – LA CHINA SILVESTRE

La China de Maximiliano, la China del Ten Cent.

Vivió 63 años. Nace en Matanzas, Sabanilla del Comendador, 13 de agosto de 1902 –  Fallece en la Ciudad de la Habana, 19 de septiembre de 1965.

Orisha: Aggayú (Oddí tonti Oddí), Changó con oro para Aggayú / Yemayá.

Nombre en osha: Obbá Tolá

Padrino: José Urquiola (Eshú Bí - 1905)

Oyugbona: Francisca Pancha Lamar

Asiento: 12 de abril de 1928, en la calle Carmen, La Habana Vieja, a la edad de 26 años

MÉRITOS: Fue una de la Iyaloshas con mayor cantidad de ahijados. Es recordada porque fue una notable Santera de muchos conocimientos dentro de la Regla de Osha; En ocasiones ofició como oriaté. Llevó la Regla de Osha al oriente del país, particularmente a Santiago de Cuba donde asentó a numerosos ahijados. Igualmente llevó a Matanzas el concepto de trono en la ceremonia del Kari Osha.

OTROS DATOS: Según Chela (Oló Oshún) y Mayoddumí, “Llamaba a trabajar a sus consagraciones a los Oriateses Obbadimeyi, Fernando Cantera, Abelardo Bequert, Tomás Romero, Liberato Valdés,  Carmen Miró y Lamberto Rodríguez. Todos los primeros de enero en unión con sus ahijados, solía darle una chiva a Obbatalá, la que luego la mandaba para una loma, luego hacía Itá y bajo el Oddun que saliera se regía su casa de Osha. Fue esposa del Awó José Ramón Gutiérrez Joseito.

Amador Herrera me refiere que recibió de Aurora, su madrina, los Ibeyis con 16 caracoles cada tinaja. Ella a su vez lo recibió de Ángela, una Oló Oshún que era su tía, es decir, ahijada de su padrino José Urquiola. Igualmente “madrina estableció que después de haber hecho tres Oshas había que recibir Pinaldo.”

Sigo con Amador: “Entre 1942 y 1945, ella llevó el juego de Añá de Pablo Roche a Santiago de Cuba para que se presentaran los Iyawoses, esa vez cantó mi mamá Rosalía Herrera. Como hubo ciertas desavenencias con Pablo, la segunda vez llevó el juego de Fermín Bastide y canté yo. Otras veces más fuimos. En 1964 ó 1965 llevé mi juego a casa de Mongo (Oló Oshún). Hoy deben existir como tres juegos de Añá en Santiago de Cuba.”

Pero quién establece un récord apreciable fue Aurora Lamar. Conocida por el seudónimo de la China de Maximiliano, llegó a tener cerca de 400 ahijados. Sobre todo personajes de la vida social del país. Toda este boom, se da en los primeros cincuenta años del siglo XX.

Crea la La rama de la pimienta. Aurora Lamar, alá Agayú, hizo uno de los mayores pueblos religiosos de su tiempo. Realizaban las ceremonias con respeto, pero con alegría y entusiasmo. Las mujeres eran jacarandosas, pimentosas, agradables como el toque que da la pimienta a las comidas.

ITUTO: Oriaté Abelardo Bequert, al igual que las honras. Yemayá se quedó con una ahijada. Muere de un coma diabético. Fue inhumada en el cementerio de Colón.

 

Fuente: Libro Los Alagbas


Fermina Gómez - Osha Bi

 


SIGLO XIX - Fermina Gómez Pastrana

Rama: OBATA OBATERO

Ferminita, La Reina africana, La Reina del Santo Lucumí, Mamá Fermina

Vivió 104 años. Nace en África, 1846 – Fallece en Matanzas, 20 de Septiembre de 1947 ó 1950.

Orisha: Yemayá

Nombre: Oshabbi

Madrina: Ma’ Montserrate González (Obatá Obatero – siglo XIX)

MÉRITOS: Una ilustres Iyalosha de mucho conocimiento, disciplina y respeto. Haber puesto en manos de los santeros a Olokun. Orisha de babalawos, que lo trae de África en sus sucesivos viajes, el Lucumí Ño Remigio Herrera Adechina. (Obbara Meyi)

OTROS DATOS: Vino niña de África.

Según el octogenario oriaté Obbá Bí, “luego de que le hicieron Oshún, Fermina padeció cierto desequilibrio mental, parecía más bien loca, por ejemplo, se la pasaba todo un día lavando ropas, otras veces era limpiando, y así. Esta situación duró 8 años. Desde su patio, Ma’ Montserrate la observaba con lástima, entonces le preguntó a Changó si la podía ayudar y este con el coco le dio Elleife. La solución que encontró fue arreglarle lo que le hicieron en La Habana, y restaurarle a su verdadero Orisha; Yemayá. Ferminita se fue levantando, atrás quedó su primer nombre, Oshún Lanibbé. Ahora se llamaría Oshabbi.”

Según el Oriaté Bárbaro Ruiz, “una gran Iyalosha que hizo mucho por la Regla de Osha; En más de un asiento ofició como Oriaté. Buscó un vínculo de los Arará con los lucumí, porque estos de tan herméticos no tenían vida, de manera que algún oriaté Arará llegó a trabajar en la tierra de Osha. Entregó Oddúa al Awó Bernardo Rojas.”

Madre de dos hijas. Vivió en Matanzas en la calle Salamanca No 104. Tuvo Yewá.

En el libro ADENDAS DEL DILOGGUN, del antes citado autor Teodoro Díaz Fabelo, este afirma que “en su casa se hacía Babalú y Aggayú, directos.”

En YEMAYÁ Y OSHÚN, pag 27, se lee: “Las máscaras litúrgicas de Olokun, que en un tiempo se guardaban en una casa - templo del pueblo de Regla, se hallaban hace años en la ciudad de Matanzas, en el ilé de la desaparecida Iyalosha Fermina Gómez. Vi los siete tambores en forma de copa que se tocan en honor del dios, pintados de azul y blanco, pero no me mostraron las máscaras, que se consideran antiquísimas. Lo más probable es que no estuviesen allí, pues se rumoreaba que habían desaparecido de Matanzas. O que no estuvieron nunca.”  “Era sabido que el depositario de estas máscaras desconocía la liturgia y el manejo de ellas, y que ningún Babalawo, después del famoso, y ya difunto, Addechina, (iniciado en Nigeria) se había atrevido a bailarlas.”

Sigo con YEMAYÁ Y OSHÚN. “Cuando murió la famosa Ferminita se recuerda que un mulato, mirando desesperado la cara de la muerta, dio un salto y “cayó” –en trance- lanzando gritos desgarradores. Varios Orishas “bajaron” al mismo tiempo aullando de pena.”

ITUTO: Estuvo algún tiempo en estado de coma y no se moría, entonces hubo que tocarle a Oshún la que bajó por ella, Fermina bailó, luego se acostó y finalmente abandonó este mundo.

Todos notaron cierto trastorno en Fermina, luego de haberse asentado. Era normal que se pasara todo el día lavando la misma ropa o limpiando el piso una y otra vez.

La lucumí Ma Montserrate la observaba en silencio, mientras meditaba sobre la pobre Fermina. Ella sabía que osha da sosiego y paz, no esa intranquilidad desgastante que terminaría por conducir a la joven Fermina por malos caminos.

Un día decidió preguntarle a Changó, ángel de su guarda y este le autorizó a ayudarla, pero que lo primero era revisar el ángel de la guarda. Así lo hizo Ma Montserrate y para su asombro descubrió que Fermina era hija de Yemayá y no de Oshún. Como ella era una persona con conocimientos, pero con responsabilidad, hizo traer a Ña Belén y a otras lucumís a Matanzas desde La Habana y de conjunto tomar una decisión, toda vez que a Fermina la habían asentado en la capital. 

La suerte estaba echada y entre todas hicieron una compleja ceremonia que en la actualidad, nadie se atreve a hacer, virar el oro, con el objetivo de restituir al verdadero Orisha tutelar. 

Y Fermina se levantó y llegó a ser la sabia y famosa santera a la que mucho le debe la Regla de Osha. Ella adecuó el Olokun, que era Orisha de babalawos, y lo puso en manos de los Oloshas. A más de un oriaté de la Regla Arará ayudó para que oficiaran en las ceremonias de los lucumís porque los arará eran tan cerrados que no tenían vida, en su casa se hacía Aggayú y Babalú Ayé directos. Definitivamente fue una santera muy completa que prestigió la Osha que se practicaba en Matanzas.

Ya en la agonía de la muerte, muy viejecita, no se moría. Entonces hubo que tocarle a Oshún. Dicen que se levantó de la cama, bailó su poquito y luego fue que murió.


Fuente: Libro Los Alagbas

P.D. Su verdadero nombre era María Pilar Gómez Pastrana
Fallece el 27 de Septiembre de 1.950 a las 11:00 am
Vivió 106 años, por tanto Nació en el año 1.844
Ferminita                            Tumba de Ferminita
Certificado de defunción             Tarjeta y asiento del fallecimiento en el cementerio




Fachada de la casa de Fermina y tarjeta fúnebre



Fundamentos y tambores


Fotos: Libro Fermina Gómez y la casa olvidada de olokun de Armando Ferrer Castro y Mayda Acosta Alegre

Ña Rosalía Abreu - Efushe

 



SIGLO XIX Ña’ Rosalía Abréu Bramoso

Fundadora de la rama que aparecerá con su nombre de Osha: EFUSHE ABERIKUNDÓ.

África, siglo XIX – Ciudad de la Habana, Cerro o Habana Vieja, hacia 1904 ó 1905.

ORISHA: Omó Yewá (para otros era Omó Ochosi u Oló Obbatalá)

NOMBRE EN OSHA: Efushe Aberikundó

La tradición oral confirma que entre los lucumí, fueron las mujeres las primeras que fomentaron la religión hacia fuera, hacia los criollos. Para ellas la necesidad fue más fuerte y delineó aquel espacio. De manera que al escucharse los tambores sagrados en el cabildo, este ya se  ha convertido en el imprescindible sitio espiritual, (sólo sustituido años después por la Casa de Osha), donde los lucumí ya han comenzado a rescatar y a poner en práctica sus ritos y ceremonias.

Esta africana se llamaba Ña Rosalía. Para algunos su apellido era Abreu, pero yo no lo he podido comprobar. Se desconoce dónde vivió antes de instalarse en La Habana, en la que muere en el Cerro, barrio de Carraguao, por 1905 con más de ocho décadas de vida. Era hija de Obbatalá, el gran padre dueño de todas las cabezas.

Además de ser la jefa de un cabildo que llevaba su nombre, Efushe, lideró un gran ramal conocido como Aberikundó. A esta rama la caracterizaban, además de cierta tosquedad en sus maneras de ejercer la Osha, la obligatoriedad de llevar al río a los que se iniciaban para allí hacerle las correspondientes ceremonias secretas. En el igbodú rapaban y el pilón era de uso permanente. Las anteriores características se mantienen con extraordinaria vigencia en nuestros días, aun cuando no se expresa con igual pureza que en los tiempos de Efushe. Si el lector es practicante, fácilmente comprobará la esencial actualidad que nos legaron los de Aberikundó.

En aquellos primeros años de la segunda década del siglo XIX, llamémosle de Fundación, debido al notable crecimiento de los iniciados, las contradicciones entre la práctica en África y las que había que hacer forzosamente en Cuba, iban por el camino del caos.  Las cabezas que tenían poder en los cabildos de nación no siempre se ponían de acuerdo. Sólo era correcto lo que cada cual hacía en el suyo.

A diferencia de África, vivían en una tierra en la que la comunicación se facilitaba al hablar todos un mismo idioma; el español, donde líneas férreas y caminos hacían menos distante a los pueblos, donde era posible saber cuanto pasaba en la casa del vecino, dada esa capacidad a la extroversión y al chisme que venían cultivando los cubanos. Conclusión; Que todo se sabía. Hasta el viento hablaba lo que en verdad era y lo que podía ser.

Efushe, persuadida de que para que la religión de los yorubas sobreviviera en Cuba, debían los venerables mayores, como ella, dejar las nostálgicas comparaciones con la madre África, tierra a la que muchos no iban a regresar jamás y aceptar como inminentes ciertos cambios, producto de los desafíos de la nueva realidad, impulsó un ajuste en el igbodú, al sustituir cujes por paños en   importante fase de cierta ceremonia secreta. Algunos mayores se alarmaron, por lo que su nombre flotó de boca en boca, acusada de querer destruir la religión.

Ser jefa de cabildo y estar al frente de los Aberikundó, no le facilitaba convencer a los demás mayores, que seguían empeñados en reproducir en Cuba, desde la religión, matices del tribalismo africano.  Como buena hija de Obbatalá, prefirió hacer un eficiente uso de su cabeza y sola, o acompañada por otras africanas, llegó a las cuatro siguientes conclusiones:

Que la religión se extinguiría con el último africano consagrado si no se asentaban, no sólo a los criollos, sino también a los rellollos, cuya inquietante disposición por los Orishas aumentaba.

Que la entrada del blanco rico era beneficiosa porque estaban en mejores condiciones que los negros pobres de pagar los derechos.

Que los marginados tenían derecho a enmendarse dentro de la religión, por lo que prostitutas, chulos, delincuentes, lesbianas y homosexuales también eran hijos de Olofi.

Pero el más importante aporte de Efushe fue el siguiente: En África donde sólo entregan y asientan como Orisha tutelar al que rige la región donde se nace, porque allá, en la tierra de los yorubas, los Orishas son como patrones de determinadas regiones donde radican sus templos y se les adora. Esto quiere decir que después que usted es asentado, por ejemplo, con Obbatalá, si necesita recibir a Oshún tiene que ir a Oshogbo, si Yemayá; a Abeokuta y así. En Cuba, insistir en ese referente contribuía al caos, pues al no existir esas casas templos, ni patrones en regiones, el interesado tenía que encontrar al lucumí asentado con el Orisha y de acuerdo a su disposición, aquel se lo entregaba o no. Generalmente venía la negación, sea por antipatía, por saberse en posesión de una exclusividad, por viejas rencillas, por rivalidades, etc, etc. Todo esto hizo que Efushe viera que esa réplica tribal aquí, era un freno a la expansión.

Efushe definió a cuatro Orishas como obligatorios, lo que hoy conocemos como Orishas reglamentarios, para cada nuevo asentado; Obbatalá, Changó, Yemayá y Oshún.  ¿Por qué estos cuatro y no otros? Porque en el perímetro de La Habana, donde Efushe trajinaba la Osha, solo existían africanos asentados con estos Orishas, de los que antes ella recibió para a su vez poderlos entregar a los futuros ahijados. Esta entrega de los Orishas reglamentarios, con el tiempo se complejizará y salvo con Oyá, veremos que son los propios Orishas los que van a modificar esta ya esencial práctica, que también contribuirá a encarecerla.

De manera que la Trujillo se convierte en la primera persona, que además de su Orisha tutelar o Ángel de la Guarda, recibe otros tres; Changó, Yemayá y Oshún. El resto de los ahijados de Efushe adoptan esta innovación que hizo trizas la secuela tribal de la tradición africana y da un largo paso hacia la democratización entre los Oloshas.

También aumenta la circulación monetaria dentro de la Osha al crecer el costo. Porque en términos de dinero, no es lo mismo el costo por asentar con un solo Orisha, que el costo por asentar uno y recibir tres Orishas más. Otra vez Obbara, que también habla de comercio de piedras de Osha., se asoma detrás de este aporte, (en la actualidad el mayor o menor costo de un asiento, esencialmente viene dado por la cantidad de orishas a recibir, pues a cada Orisha se le da su correspondiente animal de cuatro patas, más los animales de plumas, entre otras acciones que implican gastos. En la actualidad un hijo de Elegguá recibe 9 orishas, mientras que un hijo de Yemayá sólo 5). Es decir, de Oloshas que consagrarán y asentarán a muchas otras personas y a cambio recibirán sus correspondientes derechos, lo que con el tiempo se va a convertir en una manera de ganarse la vida y en el español que se habla en Cuba dará origen a un nuevo verbo; Santear.

Por respeto a la memoria de Efushe, no puedo inferir que el asunto monetario haya sido el motor impulsor, era imposible por el celo con que aquellas lucumisas amaban a su religión, aunque de haber sido, habría que entenderlo en el contexto de la pobreza en que se desenvolvían sus vidas en la periferia de la sociedad colonial. 

Pero Efushe no se detuvo. Por aquellos tiempos lo usual era darle el imprescindible animal de cuatro patas al Orisha tutelar. A los que se recibían con el tiempo, y luego pasaron a ser obligatorio en el asiento, se les daba aves: Las gallinas eran para Obbatalá y Oshún, aquel 8 y esta 5. Los gallos para Changó y Yemayá, aquel 6 y esta 7. Necesariamente no se les hacía itá. Ya cuando pasaron a ser reglamentarios se les daba: Chiva a Obbatalá. Chivo a Oshún. Y a Yemayá y a Changó; Carnero.

Las anteriores modificaciones generarían pequeños y grandes cambios en cadena como La matanza. El sacrificio de animales de cuatro patas solamente la hacían los hijos de Oggún, baloggúnes, los awoses y los que recibían Pinaldo, una costosa ceremonia que entre otras funciones, también democratiza la exclusividad de baloggunes y awoses y de paso, refuerza la responsabilidad del oriaté. Pinaldo termina por imponerse, y aquí reaparece y mediatiza Obbara. En la actualidad, si un baloggún no tiene Pinaldo, difícilmente le permitan sacrificar animales de cuatro patas.

Visto el aporte de Efushe desde el punto de vista socio económico, además de garantizar cierta estabilidad comestible en los asientos, porque Iyawó luego de estar 16 días en el trono se quedaba en casa de la madrina los primeros tres meses y solo podía irse para su casa luego de haber hecho el ebbó meta, ampliaba las posibilidades de trabajo a mayor número de Oloshas.

Todas estas transformaciones le ganaron a Efushe muchísimas críticas, pero las mayores llovieron cuando comenzó a asentar a los no descendientes de africanos; a los cubanos. Esto era el colmo para los yorubas que en su mayoría procedían de una organización social que fue el poderoso Imperio de Oyó, donde muchos fueron de algún linaje. Para ellos era inconcebible compartir aquellos ancestrales secretos con personas no nacidas en África. Definitivamente Efushe se había vuelto loca, decían.

Pero mientras otras africanas se ganaban el sustento en la venta del ecó, las llamadas ecoleras, ella aunque pobre, tuvo una mejoría económica a través del discreto ejercicio de la Osha. Pronto comenzó a llamar a sus asentados “ahijados” y estos le respondían con un, “madrina, su bendición” a semejanza del referente más inmediato y dominador; la iglesia católica.

Desde que consagró a la Trujillo no dejó de asentar a otros y a otros, todos necesitados de paliar sus déficits, los relativos a la salud en primer orden, tan deficitaria en aquellos tiempos. Pero la incipiente comunidad era implacable en las murmuraciones, ahora la atacaban porque tenía muchos “criollitos de ahijados,” cuando lo correcto era tener dos, por aquello de que la mujer solo tiene dos senos para amamantar, según la general creencia que tímidamente sedimentó la práctica. Ella se defendió y estableció la marca de “hasta dieciséis” porque esa es la cantidad de oddunes. No más.

Sus mejoras económicas aumentaron su prestigio. Los detractores no tuvieron otra opción que imitar sus hallazgos. Sus ideas se impusieron y comenzaron a consultarle y a llamarla en otros barrios para que opinara, e hiciera. Gracias al desarrollo del ferrocarril que se había inaugurado en 1837 con el tramo Habana-Bejucal y al año siguiente hasta Güines, poco a poco Osha iría penetrando y conquistando otros territorios.

Ahora desde su casita de madera y tejas en el barrio de Carraguao, en el Cerro, podía pensar con tranquilidad lo que aún faltaba por organizar. Ahora que todos le decían madrina y que ya no era tan joven, tenía el espacio para hacer sus ceremonias, dar los toques de añá, consultar con el caracol, etc. De manera que la desaparición de los cabildos fue el puntillazo final para el ulterior despegue de Efushe, aunque las mismas costumbres de aquel espacio las trasladó a su casa, pero con una sutil diferencia; En el cabildo mandaba más de uno y era menester escuchar a los demás, pero en su casa solamente ella, la dueña.

Atrás quedaba África y la idea de templos y espacios de adoración colectiva. Pronto los Orishas van a acostumbrarse a convivir con los cubanos en sus dormitorios, a compartir sus costumbres y a ecuménicamente, por ahora, tolerar y simpatizar con santos, vírgenes católicas y ngangas bantúes.

En una prueba más de resistencia, los Orishas prefirieron las casas. Hoy sabemos que se refugiaron, mientras pocos Oloshas intuyeron las terribles tormentas porvenir.

 

MÉRITOS: Una de las primeras Oriatesas y gran conocedora del diloggún quién, junto a otras africanas, ofició en las primeras consagraciones en Cuba en la segunda mitad del siglo XIX. Igualmente, una de las primeras lucumíses que rompió el mito de la desconfianza, comenzando a asentar, no solo a los descendientes directos de africanos, si no a los cubanos.


OTROS DATOS: Presidía una rama que ha llegado hasta nuestros días conocida con el nombre de ABERIKUNDÓ, un poco tosca y con la peculiaridad de que a los que se consagran se les hace cierta ceremonia en el río y en el Igbodú, menos a los hijos de los Orishas guerreros (Elegguá, Oggún y Ochosi), a los demás se les asienta sobre pilón.

Como aporte se le atribuye el establecimiento en Cuba del concepto de Madrina y Oyugbona, rompiendo la tradición africana de asentarse y pertenecer a templos (en Cuba eran los Cabildos de negros).

También fue una de las primeras que comenzó a dar los llamados Orishas de entrada o fundamentales, obligatorios para todo iniciado; Obbatalá, Yemayá, Oshún, y Changó. En los asientos ni los oló, ni los omó entraban con Oyá. Ni con Aggayú los Oní Changó. Su ahijada Andrea Trujillo fue la primera que al asentarse recibió a estos Orishas fundamentales.

Igualmente comenzó a usar los paños en la parada (antes se usaban cujes). Estableció los animales de cuatro patas para los orishas; chiva para Obbatala, carnero para Yemaya y Shango y chivo odan para Oshun. Antes de esto se daba animal de cuatro patas para Elegua y el Orisha de cabecera; al resto, cuando no eran de cabecera se le daban animales de plumas; Obbatala 8 gallinas, Yemaya 7 gallos, Oshun 5 gallinas y Sgango 6 gallos.

Con Efushe Aberikundó se inicia el dinero como derecho, sustituyendo este a los granos de maíz.**

A finales del siglo XIX vivió en Atarés, calle Quinta, en un solar muy grande. Después, con unos ahorros, compró una modesta casa en Zequeira e/ Infanta y Cruz del Padre, barrio de Carraguao, Cerro. Se dice que tuvo una hija Atikeké... no he encontrado su nombre en español. 

Lydia Cabrera en ANAGO, pag. 101, “Efuché: nombre de un cabildo de fines del siglo XIX en La Habana.”

TUVO MUCHOS AHIJADOS, ENTRE ELLOS:

Oriatesa Timotea Albear Latuá (Obatallo - Siglo XIX) *

Oriatesa Calixta Morales (Oddé Deí – Siglo XIX)

América Oggún (Baló Oggún)

Andrea Trujillo (Eguin Yimí - Siglo XIX)

Luisa Arango La China (Changó Laddé –Siglo XIX)

Luis Suárez (Oshún Miwá - Siglo XIX)

Francisca Panchita Can Can (Oló Oshún - Siglo XIX)

Dominga Albear (Addé Osún - 1902)

Awó Ño Remigio Herrera (Addechina – Siglo XIX)

 

COMO OYUGBONA:

Victoriana Arozarena (Oduaremú – Siglo XIX)


ITUTO: Presumiblemente se lo hizo la oriatesa Timo

 

* En el caso de Timotea Albear, ella le acomoda en las condiciones de aquí, lo que le hicieron allá, pues esta venía asentada del África.

**Se dice que el derecho, en los principios de la práctica de la Regla de Osha, se pagaba con granitos de maíz. Según mis investigaciones, esto se hacía cuando la persona no tenía con qué pagar y dejaba al lado del Orisha la cantidad a pagar equivalente en granos de maíz, para que una vez con dinero no se le olvidara sustituir los granos.


Fuente: Libro de Los Alagbas


Timotea Albear "Latua" - Ayai Leu

 



SIGLO XIX - Timotea Albear

Fundadora de la rama que aparecerá con el nombre: LATUA.

Latuá, Ayaí Leú.

90 años. África, Guinea, 1845 – Ciudad de la Habana, Buenavista, 4 de febrero de 1935.

ORISHAS: Changó / Yemayá

NOMBRE EN OSHA: Obatallo.

MADRINA: Ña Rosalía (Efushe Aberikundó – siglo XIX)

ASIENTO: Celebraba los 4 de diciembre, día de Santa Bárbara.

Llegó asentada de África, pero en Cuba Efushe Aberikundó le acomoda la consagración.

Fue capturada como esclava en Lagos, Nigeria, adonde había llegado procedente de Guinea. La trasladaron a Cuba, pero la embarcación fue capturada por los ingleses y ya en puerto cubano, las autoridades españolas, por acuerdo con Inglaterra, estaban obligadas a darle el status de emancipada. De modo que la adjudican a una familia que la alimenta y le da instrucción, para posteriormente otorgarle la libertad, por lo que nunca esta oní Changó llegó a ser esclava.

Todavía viven Oloshas que la recuerdan; alta, de seis pies, tiposa, colorada de piel, de ojos grandes, gustosa de vestirse de blanco y de largo, la cabeza con un turbante. Hablaba en nagó, pero a pesar de ser africana se le entendía cuando hablaba español.

Según consta en un documento perteneciente al Negociado de Emancipados,* carta que conserva su familia , y que he leído no sin emoción, Timotea Albear llega a Cuba como esclava con 17 años de edad, era natural de África y ciudadana africana, “aprehendida en una expedición de negros el 12 de julio de 1863” y consta que su número de identificación era el 5587. En África se llamaba Ayaí. Igualmente, en el documento está escrito que obtuvo su liberación en 1870.

Lo anterior echa por tierra la siguiente afirmación, extendida y repetida por varios autores que han tratado asuntos relacionados con la Regla de Osha: “Como Timotea Albear “Latuá” (Ayaí Leú), la ilustre Iyalosha lucumí, que embarcó de Lagos para Cuba en 1887, cuando la trata ya estaba abolida, dejando la guerra encendida en su tierra.”

Ya libre, es Efushe quién la consagra en la década de los años 70 del siglo XIX y en Osha pasa a llamarse Obatallo. Rápidamente aprendió de ritos y ceremonias, brilló como apwona y consagró a muchos criollos. Pero fue como ayagba, que es el equivalente femenino de oriaté, donde reinó y sentó pautas para convertirse en una de las grandes autoridades religiosas de todos los tiempos.

Latuá, contribuyó a la unificación y organización de las diferentes tendencias, dándole coherencia y cuerpo a La Regla de Osha que en el tránsito del siglo XIX al XX, presentaba no poca dispersión en los procedimientos, resultado de los diferentes orígenes de sus fundadores.

Literalmente, junto con Obbadimeyi, ofició casi todas las consagraciones de la última década del siglo XIX y las realizadas en las tres primeras décadas del XX, hasta su muerte en 1935. Los aportes de Efushe ella los estandarizó más allá de los límites de La Habana y Matanzas.

Por 1925, cuando la levantaban para asistir a los asientos le ponían dos cocos, una vela y un peso con veinticinco centavos a su Changó. Ella pedía una cama y un orinal, pues un oriaté responsable debía permanecer tres días en la casa donde asentaban al iyawó, bien ocupado en la ejecución y supervisión de las muchísimas ceremonias que generan las iniciaciones.

Reinó como cabeza de la Osha y es una de las grandes Oriatesas de todos los tiempos, además de haber sido Apwona y Subidora. Aunque Efushe Aberikundó le acomodó su consagración aquí, consideramos que ella forma parte de las Lucumí fundadoras, por lo que LATUÁ, aparecerá como una de las ramas de Osha.

Contribuyó a la unificación y organización de las diferentes tendencias, dándole coherencia y cuerpo a La Regla de Osha que en el tránsito del siglo XIX al XX, presentaba no poca dispersión en los procedimientos, resultado de los diferentes orígenes de los fundadores.

Al final de su vida, gracias a los ahorros, pudo comprarse una modesta casa en el reparto Buenavista.

Su nieta, Maíta, Oyá Gaddé. “Vivió en la calle vapor No. 24, Centro Habana. Murió en Buenavista en una casa de madera que compró en 1931 en 500 pesos, situada en la calle Pasaje A (actualmente 60ª No. 2323 e/ 23 y 25). La recuerdo siempre con un pañuelo blanco cubriéndole la cabeza y sus collares. Tuvo 4 hijos; Martín, Eligio, Isabel y Dominga Albear, esta última una notable Iyalosha. Le decían la Lucumí. Antes de emigrar a Cuba se había trasladado de Guinea a Nigeria. También vivió en la calle Soledad; en el “Solar de los Congos, Centro Habana.”

Me aseguran los oriateses Omí Laí y Obbá Tolá que las mujeres que ejercían como oriaté, “en realidad eran italeras. Hacían el itá. Cuando las levantaban a las consagraciones de Osha llevaban a un hombre para que hiciera las fundamentales ceremonias del asiento. Ahora ya no hay Oriatesas, pero desde el siglo XIX hasta la década del 50, años en que vivió Carmen Miró, que fue la última de las grandes, ninguna mujer se atrevió a hacer ciertas cosas que en aquellos años solo era atribución de los hombres. Y, conste, no era porque no supieran.”

Según Oshún Niké. “A las ceremonias de Yokó Osha que asistía como Oriatesa, solía exigir una cama y un orinal (en aquellos tiempos, 1925, el Oriaté permanecía tres días en la casa donde se asentaba al Iyawó). La recuerdo siempre vestida de blanco y de largo. Hablaba en Lucumí, pero a pesar de ser africana, se le entendía cuando hablaba español.”

El Oriaté Amador Herrera devela el misterio de por qué el día de itá, a los oriateses no se les prepara la estera sin estar ellos presente. “Le sucedió a Latuá en una casa donde había gentes que la detestaban. La estera estaba de lo más preparadita, cuando se sentó pegó un grito, acto seguido se monta con Changó y este ordena que levanten la estera, debajo estaba el afoché, la buena brujería. Después de esto se impuso que la estera se pusiese delante de los ojos del oriaté. Hay hasta quién ordena que antes pasen la escoba y luego el trapeador, por si acaso.”

Según Martín, nieto, “Mi abuela medía seis pies, era muy tiposa. Recuerdo que cuando la “levantabanpara alguna ceremonia religiosa, le ponían dos cocos, una vela y un peso con veinticinco centavos a su Changó.”

TUVO NUMEROSOS AHIJADOS, ENTRE ELLOS:

Josefa Herrera Bolet (Eshu Bí – siglo XIX)

Pepa Victoriana Arozarena (Oduaremú – siglo XIX)

Candelario Zurría (Oló Oshún - 1933) nieto

Dominga Sandoval (Obbá Tuké)

Mento Albear (Oló Obbatalá) su hermana

Agustín Flor de Amor (¿)

Severa (Oló Oshún)

COMO OYUGBONA:

Antonia Peña Ñica la liviana (Egüín Yimí - 1908).

Awó Miguel Febles (Obbá Tolá - Oddí Ká)

Ernesto Rodríguez (Obbá Yokó- 1916)

Caridad López Valdés la jamaiquina (Obbá Dolá)

ITUTO: Oriaté Obbadimeyi. Changó se quedó con su hija Dominga Albear. Muere en su casa. Sus restos reposan en el Cementerio de Colón. Nunca le hicieron las honras.

* Los emancipados fueron los esclavos capturados por los cruceros en alta mar y luego eran asignados a ciertos amos instructores, para que les enseñaran algunas artes mecánicas y la religión católica, pero realmente eran tratados peor porque el emancipado no pertenecía a nadie. En teoría estos emancipados tenían derecho a la libertad. Es posible que Latuá haya sido transferida a la familia Albear para que recibiera algún tipo de instrucción.

 

Fuente: Libro Los Alagbas